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"La palabra que florece" tres poemas de Camila Levín

“No morirá”

No morirá la alegría,

no morirá la música

ni la danza.

 

No morirá la poesía,

no morirá la libertad

ni la esperanza.

 

No morirá la ternura

que me conmueve

cada día

en el espejo

de las miradas.

 

Después de incendiarme

sabré renacer

de entre las cenizas.

Levantar un imperio de otro orden

desde las ruinas

Bien lo sabe mi madre:

Incendiaria soy desde que nací.

 

¡No podrán contener

la grandeza de mis alas!

El cielo no dejará de expandirse

Para aquellas que nacimos para volar.

 

¿Sabes?

El viento me lleva,

pero yo dirijo mi rumbo.

La marea es incierta,

pero aprendí a navegar…

y a disfrutar la vista.

 

Y que esta mano que hiere,

es la mano que sana.

Y que esta mano que dice hola,

es la mano que dice adiós.

No dejaré de llorar, ni de reír

porque así soy.

Con mis lágrimas aprendí a regar mi dolor,

la semilla de una sonrisa,

la esperanza de un nuevo amor.

Entre lágrimas,

el horror se dispersa.

Entre risas,

sana el corazón.

 

No dejaré de bailar

porque cuando bailo

entiendo la vida

entiendo al mundo,

me entiendo a mí.

 

No morirá la fiesta

que manifiesto con mis pasos.

No morirá la voz

que se inmortaliza con mi canto.

No morirá la palabra

de la libertad.

Aunque la muerte aceche,

no dejaré de celebrar la vida.

 

¿Y qué si tengo

“esta urgencia

de hacer la revolución

contigo y con ternura”?

 

¿Y qué si tengo

la paciencia

para hacer justicia?

 

Mientras tanto aprendí

que mis derechos no se piden por favor.

Y mi libertad

no la negocio

con nadie.

 

Le temen a la mujer que habla de justicia,

que tome la palabra, su significado y la acción de la justicia.

 

¿Justicia para quién?

¿Justicia cuándo?

¿Justicia dónde?

¿México justo?

 

¿Justicia para Karen Salinas Rodríguez,

para Miriam Rodríguez, Diana Velázquez Florencio,

Pamela Guadalupe Gallardo,

para María Teresa Contreras Hernández,

y todas en Ciudad Juárez?

 

¿Justicia para Paola Buenrostro, Saray Atenea,

Aline Sánchez, Alicia Díaz, Yakki Nájera, Dayanna Cervantes,

Dayanne Scarllet Buenos Salinas,

y todas nuestras hermanas trans que se esfuerzan en no nombrar?

 

¿Justicia para Maricruz Zaragoza Zamora, para Liliana Carrillo

González,

y cientos de miles compas de naciones indígenas asesinadas

de las que ni si quiera hay un registro preciso?

 

Porque para el Estado

todas ellas no existen.

Porque la “justicia”

tiene sus prioridades.

Algún día le diré a mi nieta: “querida, los ingenuos son ellos,

en nuestra memoria persisten

cada uno de sus nombres

cada una de sus edades.”

 

Ya no hay vuelta atrás.

Si mis amiges conmigo,

¿quién contra mí?

 

Ya nada puede subyugarme,

¿No lo entiendes?

aunque me mates,

no puedes matarme.

Aunque me pretendas indefensa,

me has hecho más fuerte.

Aunque me quieras en silencio,

no puedes callarme.

 

Me querías dormida-y me abusaste.

Estoy más despierta que nunca.

 

Y me levanto coronada

entre tanta hermosura.

Y una brisa de victoria me rodea.

¿Aún no lo has entendido?

No soy tu perfecta víctima,

ni tuya, ni del Estado.

Yo lloro, río, bailo, escribo

hablo en voz alta.

Me quitaste la ropa,

la inocencia,

y la ignorancia.

Pero ni mi voz

ni la curva de mi cintura,

ni mi sonrisa

me han quitado

mucho menos

la palabra.

 

No morirá la vida.

No morirá la alegría.

No morirá la digna rabia,

ni la ternura,

ni la poesía.

 

No morirá este ritmo

mientras yo viva.

No has muerto tú,

mi vida,

ni la fuerza de este corazón.

Hoy sé dónde hallar mi rebeldía.

No ha muerto la revolución.


Aprendí que mi revolución consiste en dignificar mi tristeza, pero también en honrar mi alegría. Convertir en grito que habla a la ira y la tristeza. Mi rebeldía está en mis letras, en cada diálogo donde trato de hacer florecer la libertad de construir otros mundos posibles, más justos y más bellos en esta barbarie de violencia. Está en las miradas que aprenden a reconocerse.



“Mi cuerpo”

Mi cuerpo,

es mi primer territorio de identidad.

Mi origen y destino.

El hogar

de mi cambio y de mi permanencia.

Las ruinas y el renacer

de mi reino.

 

En mi trono me corono,

sagrado completo,

autónomo e inquieto.

 

Mi cuerpo,

es la huella de mi historia,

y la historia de mis pueblos.

Mi mapa hacia mí misma,

y hacia un maravilloso reencuentro.

Es mi posibilidad más necesaria

y hermosa de diálogo.

 

Aprendo a escucharte cada día,

cada día te sano,

y cada día te recupero.

 

Eres mío, eso lo sé.

Y mío es también el deseo.

 

No me da miedo quemarte

si te acercas rampante

Hoy valoro mi fuego.

 

¿Entre las aguas has visto nada dragones,

flores incendiarse,

vientos aprisa, otras veces lento,

recorriendo tu piel, cantándote en el pecho?

Eres tú reconociéndote al espejo.



“Ella”

-especial para Lunáticas <3


Ella

la que mueve ánimos

y empuja mareas.

La poeta de los mares.

El espejo de la Tierra.

 

Ella,

la que observa, la que escucha

La que vierte luz

sobre mis tinieblas.

 

Ella,

guardiana de mi desasosiego

compañía de carreteras

la que persigue el coche

¿y me sigue solo a mí…?

 

Ella,

no es siempre la misma.

A veces sonríe, te lo juro

y el cielo se ríe menguante.

Entonces reímos como locas.

 

Otras veces llora sobre los techos,

derramando luz de sangre

sobre mi colcha.

 

Diferentes caras de un mismo rostro,

fases que se dibujan en el cielo nocturno.

Diosa y guardiana de los sueños humanos.

 

Ella, la luz de la miseria

ilumina una calle olvidada y putrefacta

donde duermen con tranquilidad los vagabundos.

Su consuelo no discrimina.

Ella brilla

aún en la Ciudad de las luces.

 

Ella

la que baila,

sobre la bóveda celeste.

La que mece

la cuna de mis sueños.

 

Ella la que enloquece

Ella la que renace

Ella la dueña sí misma.

 

Un astro de mil significados

materia de millones de años

pero esta noche,

es mi amiga.

 

Ella

la que no juzga mi tristeza

la que no arde ante mi ira

la que acompaña mi ausencia

la que revela presencia.

La noche que no está sola.

 

Ella,

testigo de mi aventura

la amiga que permanece

la cura de mi locura.

¿Quién más podría ser ella?

Su palabra lleva por nombre

La Luna.



 

Ana Camila Fregoso Levín tiene 26 años, es originaria de Cancún, Quintana Roo y creció en la Ciudad de México. Es estudiante de la carrera en Letras Hispánicas por la UAM-Iztapalapa, y simultáneamente se encuentra terminando la licenciatura en Antropología Social por la UNAM. Sus principales intereses literarios y antropológicos giran en torno a la poesía, la violencia de género, y la democratización de la literatura y la escritura con un enfoque transfeminista y descolonial. Ha publicado cuento y poesía en el periódico El cambio de Michoacán, y en la revista cchera Imaginatta, así como ensayos de investigación para Fémine- de las cuales formó parte del equipo editorial. Con el interés de hacer comunidad, tejer redes y crear diálogos horizontales con otras mujeres creadoras y escritoras ha participado en diversos talleres autogestivos enfocados a la didáctica de la literatura feminista. El 8 de marzo de 2022 tuvo la oportunidad de publicar un poema titulado Tres heridas, dos manos, un corazón, junto con más mujeres en una antología que se encuentra en el portal web de periodismo y acción civil Mundo Nuestro. Actualmente cursa el Seminario de Literatura y Feminismos Descoloniales “Mariposas Insumisas”, y forma parte del programa de Clubes de lectura por el Fondo de Cultura Económica.


Los poemas fueron escritos entre 2022 y 2023 cuando sus letras fueron marcadas por el abuso sexual y la justicia patriarcal mexicana, y aunque están llenos de rabia y dolor, también buscan reivindicar la alegría, la esperanza y el significado de la justicia.


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