por Claudia Gonur
Le dijeron que las cosas más deliciosas de la vida están prohibidas. “Son un pecado que debes evitar”.
Has hecho mal en pensarlas y en probar algunas.
Llega la culpa construida de opiniones. ¡Qué mal lo haces! Dicen.
Hacer lo correcto es lo que siempre está bien. ¿Por qué desobedeces?
Y ahí está el cuerpo robotizado, tiene vendas en los ojos. Sigue cuidadosamente lo ordenado, lo religiosamente estipulado.
Ese robot cuya programación incluye un software de pensamientos rosas, otro del código de conducta y uno más para dar felicidad a los demás.
Tiene todo un paquete ideal.
El día que se descompuso tomó su propia autonomía.
Dejó a un lado la programación que los morales le habían hecho, se fue a la tierra de los descompuestos y ahí encontró igualdad.
Claudia Gonur. Es licenciada en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Sonora. Trabajó en
agencias de publicidad como productor creativo, redacción de textos publicitarios y creación de contenido para diversos medios impresos y de televisión. Ha participado en presentaciones como cuenta cuentos en algunos recintos culturales de la ciudad de Tijuana,
Baja California donde reside desde hace veinte años. Es aquí donde ha encontrado inspiración diaria para sus escritos en la movilidad de la frontera y su población multicultural. Desde niña ha tenido fascinación por las historias de fantasía y de ciencia ficción. Fue así por este gusto que decidió iniciar el viaje formal en el camino de las letras hace algunos años. Ha tomado distintos talleres de narrativa y escritura creativa. Le apasiona la tecnología, pensar en universos paralelos y seres extraños. Prefiere ser una
mente rara en apariencia normal.
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