por Itzel Rocillo
Al final Elon Musk lo logró, crear la tecnología para colonizar el planeta rojo, independientemente si era de esperarse o no, vendió la patente a un supremacista blanco cuyo nombre no quiero mencionar.
Por otro lado, la Tierra estaba totalmente contaminada, los polos se habían derretido, las selvas incendiado, la mayoría de la población humana y no humana había muerto, una catástrofe anunciada por historias de ciencia ficción, cientos de congresos sobre cambio climático, etcétera, en fin, no hay término que no se cumpla y la vida en la Tierra fue desapareciendo, con excepción de los más ricos, a pesar de su responsabilidad en la extinción masiva. Pudieron salvarse gracias a una buena inversión, años atrás inyectaron mucho capital a la investigación espacial privada, sin importar el nombre de las empresas competidoras (Virgin, Space X o Blue Origin) ellos formaban parte de la misma masa de blancos millonarios.
Los problemas financieros de los Estados abonaron mucho al monopolio del conocimiento ultraterrestre, pues nadie más que ellos podía costear la investigación, ni siquiera China (primer economía a nivel global), poco a poco dejaron de funcionar las agencias espaciales públicas como la NASA, ROSCOSMOS, JAXA o la ESA.
En su momento los habitantes humanos celebraron, lo llamaban progreso, mientras los millonarios llenaban de basura lo único que podía estar a salvo de ellos… el espacio exterior... Querían sumarse a los proyectos como proveedores de conocimiento, pero llegado el momento de la gloria, cuando la etapa de testeo fue superada, los pasajeros que abordaron la nave fueron los hombres de BlackRock (la mayor empresa de gestión de activos del mundo), ni ingenieros u otros científicos tuvieron cabida, los lugares estaban reservados para la élite mundial.
Antes del derretimiento del último tempano de hiel y antes de que el último árbol de la selva tropical se incinerara, despegaron un par de naves rebautizadas como Humankind (humanidad en inglés) con destino a Marte, sería la única flotilla, el resto se quedó en el planeta que los vio nacer y que ahora, los veía morir. La misión fue secreta, se registraron los lanzamientos en varios observatorios alrededor del mundo, pero no hubo información al respecto.
La carga útil se componía de hombres blancos y ricos, embriones fecundados (necesarios para la subsistencia de la especie, ya que no transportaban mujeres), víveres, agua y aire suficiente para los 282 días de viaje, máximo, manteniendo la velocidad de 58,000 km/hr (la misma que la misión no tripulada Horizons, lanzada en el distante año de 2006).
Gracias al gran avance en materia aeroespacial, las Humankind no tuvieron ningún percance en el camino de la Tierra a Marte, lograron aterrizar como se tenía planeado, la inteligencia artificial que conducía los vehículos lo hizo de maravilla.
Una vez en el planeta rojo, comenzó la labor de los robots que llevaban para armar el hábitat, los cuales solo desempeñaban esa función, una vez terminada, serían la primer basura generada en Marte. Las naves estaban acondicionadas para tener una espera cómoda durante la instalación, un campo de golf, realidad virtual para practicar equitación, contaban con pornografía para todos los gustos, los más finos destilados traídos desde la Tierra y otros menesteres dignos de un patrón.
Mientras los nuevos habitantes esperaban su nueva morada, escucharon un estrepitoso ruido, cuando asomaron sus rubias cabezas para enterase qué sucedía, vieron a sus robots desechables aplastados por una nave solo un poco más grande que la suya, pero hecha de un material que jamás habían visto, sus corazones se detuvieron por unos segundos, esperaban que descendieran seres verdes o algo parecido, en su lugar cayó una luz que los cegó, cuando volvieron en sí, estaban sentados uno junto a otro cubiertos de una baba transparente y pegajosa que les impedía moverse, solo tenían la boca libre para hablar, frente a ellos y a los costados había un montón de lo que conocían como lombrices, eran gigantes, invertebrados y hermafroditas.
Escucharon resonar en sus cabezas -comienza el juicio-, aquellos gusanos gigantes resultaron ser una especie super desarrollada con control mental, no era necesario saber el idioma de cada sujeto, pues podían entenderlo. Uno de los gusanos frente a ellos continúo:
—Se acusa a los seres humanos, representados por los únicos sobrevivientes que hoy se encuentran presentes de… —antes de que terminara la oración, los supremacistas blancos dedujeron los delitos que se les imputarían, genocidio, ecocidio, robo, fraudes, esclavitud y la lista seguía, cuando aquel ser exclamó —… hembricidio.
"¿Hembricidio? ni siquiera es un término real", pensaron.
—Delito que se configura al someter a la esclavitud, explotación, violación, asesinato, tortura, entre otros horrores, a las hembras de todas las especies que habitaron la Tierra, a pesar de ser las creadoras de vida en su planeta. Como prueba tenemos que la tripulación no viaja con ninguna mujer, como ellos llaman a la hembra de su especie. Sienten tanto despreció por ellas, que optaron por traer miles de embriones fecundados, los cuales también son machos, a un nicho ecológico que no le corresponde. Aunque este juicio no se llevará a cabo, estos animales se condenaron a la extinción por sí mismos. Para no extender más este juicio, la Comunidad Suprema de Justicia Intergaláctica condena a los seres humanos a permanecer en el zoológico cósmico a esperar su extinción en cautiverio.
No hubo defensa, pues las confesiones que proporcionaron los recuerdos de los delincuentes, fueron suficientes.
Fue así como los últimos Homo Sapiens terminaron encerrados (como ellos lo hicieron con tantas especies) en un zoológico que albergaba a todos los seres del universo con inteligencia inferior que destruyeron a su propia especie o dañaron a otras.
Respecto a los embriones, en vez de ser abortados, se les reasignó el sexo mediante manipulación genética para que todos nacieran hembras. Estas nuevas mujeres marcianas sufrieron algunos cambios físicos por efectos naturales del nuevo medio ambiente, pero su esencia se mantuvo, pues continuaban teniendo su periodo menstrual a pesar de la microingravidez, el clítoris creció y como consecuencia su capacidad orgásmica aumentó, desarrollaron gametos masculinos, con los que podían reproducirse ellas mismas, además, se convirtieron en curanderas universales por su herencia ancestral, que les facilitaba dicha labor.
Mientras los últimos Homo Sapiens iban muriendo uno a uno en el zoológico, nacía su evolución, la Femina Medicus.
Itzel Rocillo. Desobediente de este sistema que nos oprime y nos define a ser lo que ellos han decidido.
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