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"Mujeres de sal" por Gina Sponal

Hay en la costa de Chiapas una necesidad constante de reencontrarnos a donde quiera que vayamos, con el mar, con el calor. El calor cálido, caliente, abrasivo. Y nuestros espacios personales no se apartan de eso. Por eso, me gustaría preguntarle al feminismo blanco, el cual entiendo pero no comparto. ¿Cómo se vive sin ser cálidas con las otras, con nosotras? Mujeres de la sal, mujeres del mar y del sol con cabellos tostados y pieles oscuras y doradas que resisten uno, a la lejanía, a la centralización. Porque vemos destruidos nuestros espacios de vida, en donde se nos despoja incluso, por sus familias, mujeres blancas, de un espacio de muerte digna. Y resistimos, dos, a las violencias que sus ancestros y ancestras virtieron sobre las nuestras. Y resistimos, tres, a sus convenientes pactos patriarcales, con ellos y con ustedas, porque para ustedes primero está preservar la clase, su clase. Y resistimos, 4, a hablar en nuestra lengua, así sea un español costeño, con sus palabras, sus sonidos y sus frases. Porque nos entendemos entre nosotras. Y resistimos, aún con eso, 5, a escucharlas hablar de libertad mientras en realidad su libertad es elegir a quién y cómo vendernos. Y resistimos aún con eso, con espacios, con círculos, con amigas, con madres y hermanas, con las que resistimos pero no aguantamos.



 




Gina Sponal

Mujer costeña, nacida del mar y del cafetal. A veces Psicóloga Social, a veces escritora y muchas otras veces, luchadora.

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