por María Jimena Rodas
Mamá esta enterrada en el jardín. Lleva allí mucho tiempo, aunque no logro recordar precisamente cuanto. Voy a visitarla cuando papá sale a trabajar, no quiero que me mire hablando con la tierra, con el césped o las flores. Pensaría que me he vuelto loca. Así que me aseguro de ya no oír su carro por la calle para bajar corriendo a contarle a mamá sobre mi día.
Ya se que estas pensando... —Pero Alba, es que tú no tienes madre ¿Cómo puedes decir que hablas con ella?—. Y allí es donde te equivocas, porque ella me escucha con la mayor dulzura y paciencia, más de la que nadie me ha dado en mi vida.
Aunque, para ser sincera, ella no es como las mamás de mis amigas. No va a mis recitales de coro, ni a las entregas de mis calificaciones. Tampoco me acompaña al cine, o se duerme en mi habitación cuando tengo una pesadilla. Ni siquiera me abraza, dice que tiene miedo de infectarme, de que la podredumbre que le carcome el cuerpo se adhiera a mi piel.
Me contó que un día sería lo suficientemente mayor para entender porque vive en el jardín... Me prometió que me contaría todo, hasta el mas mínimo detalle. Decidí creerle, después de tantas negativas y lágrimas, de todos las veces que le suplique por la verdad... Decidí ya no abrir más el hoyo de su dolor.
Supe, muy en fondo de mi estómago, que tendría que averiguar yo misma que le sucedió, la causa de que viva entre los lirios y gusanos del jardín... No me inquieta remover mi historia, escarbar entre los recuerdos o los recortes de periódico de la hemeroteca. Lo que me aterra es encontrar un hecho, un irrevocable suceso del pasado que me haga caer en la cuenta que mamá jamás podrá integrarse a mí vida.
Pero, ¿a quién engaño? Desde la primera vez que mamá se escondió entre la tierra, escarbando con todas sus fuerzas entre llantos y gritos al oír el carro de papá aparcado en nuestra calle, entendí. Fue como si toda mi realidad se distorsionara, como si el telón de mentiras que se había creado alrededor mío, se esfumara. Y por primera vez en mi vida tuve miedo de él, de lo que sería capaz de hacerme si se entera de los encuentros con mamá, si se entera que se la verdad.
María Jimena Rodas (Ciudad de Guatemala, 1998). Posee pensum cerrado de la licenciatura en Sociología en la Universidad de San Carlos de Guatemala. Actualmente se encuentra realizando su Ejercicio Profesional Supervisado (EPS), previo a la elaboración de su tesis. Ha participado en diferentes agrupaciones vinculadas al movimiento estudiantil y feminista. Asimismo, participó en distintos procesos de investigación y formación enfocados en derechos humanos, género, violencia contra la mujer y feminismo. Se define a si misma como una lectora empedernida, apasionada del manga y el kpop.
A pesar de que la investigación es una de sus pasiones, es la primera vez que incursiona en la creación literaria.
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